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Bienestar

Sentimientos a flor de piel

Por Lorena Escalante

 

Los seres humanos tenemos la capacidad de expresar nuestras emociones a través del llanto y la risa, somos los únicos seres vivos capaces de llorar con lágrimas y reír a carcajadas; aunque ciertos animales como el perro y el chimpancé tienen la capacidad de disfrutar de la alegría.

 

La demostración de alegría que más se asemeja a nuestra risa es la de los chimpancés, con su respiración entrecortada y su capacidad de sonreír; y los perros emiten ladridos y chillidos muy característicos, que denotan felicidad. Algunos animales vocalizan el dolor o la angustia, y en muchos casos parecen pedir ayuda.

 

La risa y el llanto aparecieron en la vida del hombre, mucho antes que las palabras; y nos han acompañado a lo largo de la vida.

 

A los seres humanos la risa y el llanto nos ayudan a expresar nuestras tristezas y alegrías, nuestros dolores y placeres. No existe un ser humano que no conozca la risa o el llanto. El llanto es la primera forma de expresión con la que contamos; al momento de nacer, el llanto marca nuestro nuevo rumbo, el inicio de una vida; y desde los primeros días de nacidos podemos esbozar una sonrisa espontánea, y en los primeros meses de vida aparece la risa, la cual hace felices a todos los que nos rodean.

 

La risa es un movimiento muscular que moviliza varios músculos del cuerpo: abdominales, espalda, tórax, cara y miembros superiores, y ayuda a mejorar la salud por sus diferentes efectos: baja la tensión arterial, disminuye el ritmo cardiaco, duplica la actividad pulmonar y mejora la digestión. Además, la risa disminuye el estrés y la depresión, y favorece el sueño.

 

Por otra parte, el llanto es producido por los centros cerebrales que perciben el estado de ánimo, y esta información viaja por el sistema nervioso parasimpático, que controla, entre muchas, las secreciones corporales. Y, paradójicamente, el llanto también resulta un remedio contra la tristeza, pues a través de él exteriorizamos nuestro sufrimiento, lo que disminuye la tensión y el sufrimiento. No se debe olvidar que el llanto también puede ser provocado por una alegría muy grande.

 

Así, el llanto y la risa representan una experiencia catártica, purificadora del interior, apoyada en experiencias externas. La risa nos ayuda a alejar las penas, es una válvula que se abre para liberar la angustia y la tensión, y que nos brinda dicha y felicidad.

 

La idea de que el llanto es una acción catártica surgió hace muchos años. Aristóteles usaba el concepto llanto para hablar de purificación y describía a la risa como un ejercicio valioso para la salud; Ovidio decía que el llanto servía para hacer que se dispersara la ira; y en algunos proverbios de culturas orientales la acción de llorar aparece como buena para el cutis y como alivio para el corazón. El catolicismo también sugiere el llanto para liberarse de los pecados, y la medicina alternativa como alivio para los órganos vitales.

 

En los niños las emociones son espontáneas y puras, es común verlos reír a carcajadas o llorar a mares, sin embargo, a medida que crecen se van perdiendo estas capacidades, hasta que al llegar a la etapa adulta, resulta difícil expresar nuestros sentimientos.

 

Aunque expresar los sentimientos y los afectos de forma adecuada es algo saludable, no siempre resulta posible. Con frecuencia, tenemos dificultades para manifestarnos, reprimimos el llanto, ya que es comúnmente interpretado como un símbolo de debilidad.

 

 

En ocasiones es necesario dejar que nuestros sentimientos afloren; llorar sin inhibiciones, reír a carcajadas, como cuando éramos niños, para encontrar la purificación del alma, para recobrar la esperanza que tanto nos hace falta.

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